Nuestro territorio

El cultivo del avellano en Campania tiene orígenes muy antiguos y se encuentran numerosos testimonios tanto en la literatura latina como en hallazgos arqueológicos. (Es suficiente pensar a los restos carbonizados de avellanas, exhibidos en el Museo Nacional de Nápoles y en los famosos frescos de Pompeya y Herculano)  Su difusión en el resto de Italia, parece empezar exactamente en Campania, tanto es así que Linneo, bautizó la plana de avellano como corylus avelana en 1753, nombre que deriva de la ciudad de Avello (en la provincia de Avellino), donde estaba principalmente difundida. Aunque ya en el siglo XVII el comercio de las avellanas tenía su importancia económica, su valor sólo se apreció plenamente en la época borbónica. Sin embargo, la explosion más fuerte se produjó en 1900, con el crecimiento exponencial de la demanda de la industria confitiera. El Territorio Campano, entre el cual seguramente destacan El territorio de los Picentini y del valle del Irno, se presta naturalmente al cultivo del avellano y logra darle una peculiaridad única, precisamente por el afortunado mezclador de factores ambientales y naturales que la caracterizan. No es de extrañar si ya Plinio el Viejo hablaba de Campania Felix, sobre todo por la fertilidad de su terreno y por la mansedumbre de su clima. es suficiente pensar que en la ciudad partenopea existían ya a finales del siglo XVII oficinas especiales, para el pesaje de las avellanas. Por otro lado, Nápoles ha desempeñado un papel crucial en el comercio de las avellanas hasta la mitad del siglo XX: Era precisamente de la puerta de Nápoles que salían cantidades ingentes de avellanas destinadas a Francia y Holanda. La consagración del territorio de Campania como hogar de excelencias, llega con la atribución de la marca europea IGP a la avellana Tonda Giffoni en 1997. Esa avellana se ha convertido en una estrella de los productos típicos italianos.

 

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